sábado, 17 de marzo de 2007

El Futuro de GARDEL...

(...lo que vendrá)

n o v e l a a c t u a l
Ricardo Francisco Ortolá Bosio



GINZBURG Carlo.
La microhistoria es una rama de la
historia social de desarrollo reciente, que analiza cualquier clase de acontecimientos, personajes u otros fenómenos del pasado que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos. La razón por la que llaman el interés del historiador puede ser muy diversa: puede ser lo raro pero también lo cotidiano. En todo caso, demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas cuando el historiador introduce la llamada reducción de escala o el examen con lupa del pasado, que constituye el instrumento innovador de esta disciplina.

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Capitulo 1



Nadie contesta.
Después de un rato se escucha el ruido de un ómnibus que transita por la calle Baigorria justo cuando se cruza con Benito Juárez. Es Villa Devoto.
Es el 131.
Color gris plata con una línea azul que lo atraviesa de la trompa hasta la cola.
Al detenerse se escucha el chiflido de los frenos y enseguida el aire chistando de las puertas al abrirse y cerrarse. Luego se escucha el esfuerzo del motor para alejarse.
Gardel había muerto para entonces, sin embargo, quedó instalado desde su muerte el inexplicable misterio acerca del futuro del cantante que cada día cantaba mejor. A pesar de su muerte y aún cuando no cantara más una canción. Nadie, al menos hasta el día de hoy, podía dar una clara explicación de esto.
Sin embargo aquella fue la causa de que este país (Argentina) se fuera forjando al compás de la famosa incógnita. Nada evitó sus hijos y las miserias que los rodean se agranden mientras esperan ser alcanzados por la estrella que “encarnaba” el gran cantante nacional.
Quizás ello haya causado que el tango volviera, que haya retornado en milongas y restó,
¿Que te pasa Buenos Aires?... Se lee en la leyenda trasera de un camión de reparto, expresión prolija y móvil del grafiti.
-“Carlos Gardel no ha muerto porque vive en el alma del arrabal”...
-¡Más boludeces!
-Habrá un cabaret esperando a Charlitos, seguro que si.
-Si señor.
La mañana siguió en el atardecer y hasta la noche también.
Pero, esa misma tarde (justamente), en el Tronío debuta el cantor Miguel de Molina, aquel español que se había salvado de Franco porque los militares argentinos voltearon a Perón, este último había cumplido en ser el dictador de la colonia, y ambos, se juntaron en España.

Charlitos ha muerto y entonces todo se supo, el cura, el curda, el papero y la puta madre que los parió a los tres.
La santísima trinidad de siempre.
Que futuro se merece tener el cantor del abasto muerto antes que ello ocurra, antes del devenir y su saga.

Gardel en New York le pintó las boquitas a las mejores rubias de la isla. Manhatan se iluminó de fiesta y antes que Sinatra Charlitos se cepillo a Pegy y Judi, ya teñidas para la posteridad.
Es que Gardel venia de Paris, tío, y añorando a Lunático (su caballo eterno y perdedor) por aquella cabeza.

En algún cabaruti suena el presentador alemán distrayendo al público del holocausto, lo acompaña Liza Minelli. La melodía suena subyugadora y emblemática. Se escuchan los saxos y la batería enmarcando a las coristas del “yantee”.
OK al Wisky de la marca que sea. Sigue la fiesta y el zapateo americano. Gardel estrelló su avión a los pies de la segunda guerra y poco después empezó su futuro.


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Capitulo 2

------------Ahora es de noche.
La noche es larga y oscura. Está nublado.
A cualquiera que pregunta como se fabrica el coñac o el brandy solo le contestan groseras estupideces.
Algunos graciosos dicen que esas bebidas vienen del fondo del cajón, y otros, pastenacas y verdaderos mareados, balbucean que de la pila de atrás...
-Si señor, eso es lo que dicen.
Charlitos está atento porque el Abasto le mete miedo. Es que Francia está lejos y su madre no podrá volver allí. Mejor aprender a conversar en español...
-No pibe, mejor decilo en lunfa...
-¿sabes nene...?
Porque nadie entiende, y si entienden para que sirve. Y además, para que entender.

Seguía siendo de noche y, como si eso fuera poco, todo el frío arreciaba junto con el viento.
-La ventolina pibe. Como chifla entre las piernas.
Todo lo que chifla entre las piernas es de cuidar, es para prestarle atención, nada más y nada menos, pensó Charlitos.

-El problema, decía mi vieja, no es fácil. En la Argentina hay comida pero en la Francia no.
Era cierto, porque la gente en general se mueve para satisfacer sus necesidades hasta la devastación...pero el buche del pibe está lleno.
- La vieja tenia razón, pensó charlitos. (Mejor cantemos)
-¡Completo, pan y manteca! es la hora del desayuno. A cualquier hora el desayuno es café con leche y pan con manteca.
El aroma y olor, el sabor del pan con manteca sumergido en la taza humeante.
Y después salía a enfrentarse con la calle, las bolitas de paraíso y otras yerbas duraderas en el pegamento del asfalto.
La calle es de alquitrán, el petróleo está por todas partes, es negro y pegajoso como el alma del arrabal.
Como los cachimbos que hablan estos aborígenes mientras se reproducen como cardúmenes. Las pibas de las villas debutan a los 12, pero con los partos. Un rayo que las parta.
-Que burdel me espera en este país por un plato de morfi.

POCO A POCO se va armando el ambiente, como en los bailes de los clubes pobres y descansados que se abrían en los barrios perifericos del viejo Buenos Aires.
Del "rrioba". Cuna de taitas y grelas, de tanos y gallegos, de muchos giles y pocos laburantes.